Hace algunas semanas que mi agente, Sandra Bruna, me dio la buena noticia. Pero hasta hoy, que he tenido el contrato en las manos, no me he decidido a comunicarlo. La alegría inicial se ha vuelto más reposada, pero la emoción interna sigue, más intensa si cabe: en el 2011 se publicará otra de mis novelas.
Y será una en la que he volcado muchos esfuerzos e ilusiones, la que más tiempo me ha llevado escribir —y corregir— y aquella en la que he aprendido a escribir de manera más pausada y serena, reflexionando sobre cada capítulo y dejando atrás los tiempos de escritura compulsiva. Hace un año la presentaba a un premio, con esperanzas e incertidumbres. Ahora sé que verá la luz de manos de una editorial que ya me es muy querida: Espasa.
Aún faltan meses… el camino hacia esta cumbre es largo, más largo que el de la primera que alcancé. Pero cada día que pasa la cima coronada de nieve me sonríe, centelleando en la distancia.
Como me sucedió cuando publiqué Estirpe Salvaje, espero aprender mucho durante el trayecto.