Ardo en impaciencia

Llevo semanas —lo prometo— esperando publicar una nueva entrada para poder dar noticias... Como aún no tengo nada seguro, voy a contar lo que me ha sucedido durante los pasados días.
Tras llevar mi segunda parte de Estirpe a la agencia y dejar pasar unos prudentes días, resolví escribir a Espasa para preguntar cómo andaba la segunda edición de la novela y dar señales de vida. La editora me responde con un e-mail breve: "dame un teléfono que te llamo". Se lo di, y al poco rato, no pasó ni una hora, ¡me llamó!

Tuvimos una conversación que me dejó con los ánimos por las nubes. Parece ser que mis libros y mi estilo han gustado mucho en Espasa, que las ventas van bien y que tienen intención de seguir publicando a los autores con los que se estrenaron el año pasado... Me preguntó si tenía algo más escrito, y casi di un bote. ¡Claro que tengo algo más! En la agencia tienen tres, ¡cuatro! novelas inéditas para mover... Se lo dije, y me comentó que perfecto, pues la semana siguiente ella y la directora de Espasa viajaban a Barcelona para entrevistarse con varias agencias, entre ellas la mía. Que hablarían de todo esto y seguro, seguro, que tratarían de mis libros.

Esto fue hace quince días. La semana pasó, y yo esperando a ver si tanto la agencia como la editorial me decían algo... Nada. Entonces recibo un e-mail de Inés, mi contacto, para quedar un día y hablar de El heredero del clan, que, como ya expliqué, estaba leyendo ella. Me dijo que ya la había terminado y me citó este pasado jueves con ella y Sandra.

Llegó el jueves, y fui a la agencia. Apenas vi a Sandra, pues estaba muy ocupada y tuvo que irse, pero hablé un ratito con Inés. Y salí... ¿cómo decirlo? Tan en suspenso como había entrado.

Una de cal: El heredero del clan le gustó muchísimo. Me sugirió cuatro retoques y revisar algunos aspectos, pero en general me elogió la novela hasta hacerme enrojecer.

Otra de arena: cuando la novela esté revisada, la comenzarán a mover. ¿Y las otras? No sabía nada. Tomó nota para hablarlo con Sandra y me ha prometido que me dirá cómo está todo.

Total, que salí con la miel del elogio en la boca y la incertidumbre revoloteando adentro.
Ahora estoy revisando El heredero, una vez más... Y sigo esperando.