7 secretos para escribir una novela que atrape, según Juan Eslava Galán


Esta es la «receta» que me enseñó Juan Eslava Galán sobre cómo armar una novela. Por supuesto, cada maestrillo tiene su librillo y cada autor tiene su particular método. Pero siempre se puede aprender de quienes llevan décadas dedicándose a la literatura a tiempo completo. En mi caso, me hizo pensar en la importancia de tener bien trabado el guión. Es más que una simple lista de hechos anotados a lápiz en un papel, un esquema más o menos detallado o una serie de ideas encadenadas grabadas en la mente.

De hecho, son muchos los autores que siguen pautas similares. Aquí va el método de Juan Eslava.

Previo a todo: él escribe cada día, sin fallar. Cuando termina una obra, abre de inmediato en su ordenador las carpetas para comenzar a reunir el material base, los ingredientes, de la próxima.

―Lo primero es el guión. Un guión que, al menos, tiene que contener todos los capítulos y su argumento básico.

―En segundo lugar, vienen los personajes. Hace un censo de personajes y, para los diez o doce principales, escribe una biografía completa. Y cito: “En el momento en que le hago la biografía, ese personaje está vivo”.

―Ahora, con la trama establecida y los personajes vivos y coleando, solo falta ponerse a escribir. Él, concretamente, escribe según le apetezca, no necesariamente en orden: hoy un capítulo, mañana otro. Si un día se siente inspirado para escribir el final, lo hace. Luego, vuelve atrás. Eso es la primera fase de la escritura.

―Una vez completada la novela, le da un repaso para encajar bien las costuras, eliminar contradicciones y atar cabos sueltos.

―Finalmente, le da un segundo repaso. Y es aquí donde entra la cuestión del estilo. Una vez tiene una historia coherente y bien armada, la vuelve a repasar y reescribe cuanto sea necesario, dándole el tono que quiere y puliendo estilo.

―Antes de enviarla a su editor, Juan Eslava la da a leer a varios lectores, amigos y no tan amigos (también críticos) a quienes pide su opinión y sugerencias. «Si más de uno o dos me señalan algo que retocar, no lo dudo, y lo cambio». 

«No dejo nada al azar», afirma. Como veis, escribir no se escapa a esa vieja ley de cualquier trabajo bien hecho: 10 % de inspiración, 90 % de transpiración. Cuando leemos una novela bien escrita, no podemos imaginar la cantidad de horas, planificación, revisiones, ensayos y correcciones que se ocultan tras las páginas que pasamos. Y me atrevería a decir que, cuanto más fluida y ágil es la lectura, posiblemente más tiempo de trabajo entre bastidores le ha llevado a su autor.

Premio Minotauro 2012

Un año después de salir al ruedo, he tenido la oportunidad de ver al “toro” desde el otro lado de la barrera. Este año, fui invitada a formar parte del jurado de la IX Edición del Premio Minotauro. Ha sido una gran experiencia que agradezco a sus organizadores.

El jueves 9 de febrero, en Il Caffé dei Poeti, en Madrid, se entregó el Premio. Con la sorpresa de que no fue a un autor solo, sino a dos. La novela vencedora, La torre prohibida, es una pieza a cuatro manos de los escritores David Zurdo y Angel Gutiérrez.

¿Qué contar? Que fue un día de encuentros con otros escritores, de conversaciones jugosas sobre literatura, mucha literatura, y sobre el mundo, el arte, la historia, ¡hasta de política hablamos! Fue una jornada de emociones recordadas y revividas, viendo el entusiasmo de los nuevos premiados y su alegría al esgrimir el premio. Bromearon. Más de uno sugirió, ¿no deberían dividirlo en dos? Incluso se barajó la loca opción de traer una sierra y partir la escultura en público. Ingrid, la pareja de David, tuvo una idea creativa y no tan salomónica: trajo dos minotauros de galleta, confeccionados por ella, que causaron sensación.

Hubo un momento mágico, en la sobremesa, que recuerdo especialmente. Dejamos de hablar en grupos, todos escuchábamos a alguien, creo que era Juan Eslava, y, de pronto, se hizo el silencio. Fueron tan solo unos segundos. Nos quedamos contemplando la figura del toro-hombre, cautivo y a la vez dinámico en su arisca geometría de bronce. En aquel momento, el Minotauro, o quizás lo que la escultura evocaba en cada uno de nosotros, ejerció sobre todos los que estábamos allí un extraño magnetismo. Como esa atracción de las lumbres de leña que convocaban a nuestros antepasados a escuchar historias de antaño. Callamos y hubo silencio. Breve pero densísimo.

Atrás quedan muchas horas de lectura y valoración de textos. El día de la deliberación, para mí fue una lección contrastar mis opiniones sobre las novelas finalistas con las de mis compañeros de jurado. Me dio que pensar cuán subjetivas son las lecturas y las impresiones que recibe el lector. Aunque hay algo objetivo, que es lo que a todos nos decidió a votar a la obra ganadora, sin dudar. La buena escritura ―correcta, pulida, cuidada― y una buena historia ―buena trama, urdida con coherencia y la adecuada dosis de intriga y acción― siempre se abren camino. Así sucede con la obra galardonada, La torre prohibida, que pronto muchos lectores podrán disfrutar.

¡Enhorabuena a los ganadores!

Aquí, la noticia en Antena 3 TV.

Una entrevista desde las Américas

Teresa Dovalpage, escritora cubana y afincada en Nuevo México, es una de las pocas y excelentes lectoras a las que he podido hacer llegar mi libro, saltando el Charco. Y digo excelente porque es un privilegio que alguien como ella, con su bagaje literario, profesional y cultural, lea y comente mi obrita. Aquí está su reseña de la novela y la entrevista que ha publicado en su blog.

¡Gracias, Te! Un abrazo desde Barcelona a Taos.