Oceano Mare

¿Qué tienen que ver una niña ávida y temerosa de vivir, un pintor que pinta el mar sobre lienzos blancos, mojando el pincel con agua salada, un filósofo obsesionado por estudiar los límites de las cosas, una bella mujer que busca curarse del adulterio, un sacerdote medio poeta, un almirante anclado en tierra firme y un náufrago vapuleado por la vida? Un puñado de personajes insólitos se encuentra en una solitaria hospedería junto al mar, un hostal regentado por una niña que habla como una adulta y cuatro chiquillos que se encaraman a las ventanas y que leen los sueños de sus huéspedes.

Ante ellos, en su pasado y en su futuro, se extiende el mar, el mar océano en cuyo vientre reside una verdad pavorosa y sublime que los acecha. El mar que puede curar el miedo, el mar que desvela secretos, el mar que da vida y la quita. Ma qui, nel ventre del mare, ho visto la verità fare il suo nido, meticolosa e perfetta: e quel che ho visto è un Uccello rapace, magnifico in volo, e feroce.

El mar que todo lo abarca y todo lo envuelve: C’è solo il mare. Ogni cosa è diventata mare. Noi abbandonati dalla terra siamo diventati il ventre del mare, e il ventre del mare è noi, e in noi respira e vive.

Baricco siempre sorprende. Sorprende con sus personajes, con situaciones que rayan lo absurdo y lo trágico, con escenas de belleza sobrecogedora, donde la ternura se mezcla con el horror más devastador. ¿Es posible aunar todo esto en una novela? Baricco lo logra, cautivando con su prosa ágil, a ratos serena, a ratos tormentosa, como el mismo océano, envolviéndote en la historia de sus personajes, obligándote a detener la lectura y a pensar. ¿Qué me está diciendo? Porque leyendo a Baricco no basta quedarse con la literalidad del texto. Queda siempre la sospecha de que algo acecha entre líneas… Algo que el autor no señala, pero que está en manos del lector atisbar, intuir o adivinar. Por eso leer a Baricco, además de ser un goce, es un desafío y una aventura. Nunca sabes a dónde te llevará.  

Desde que leí Oceano Mare ya no he vuelto a ver el mar igual que antes. Cuando voy a la playa y me adentro en las aguas no puedo menos que pensar en este mundo acuático que me envuelve, tan bello, tan transparente… azul aquí, en la costa mediterránea. Pero en otros lugares negro, oscuro e insondable. Misterio que envuelve y que devora. Seno líquido donde brota la vida y naufragan los sueños; donde se mecen los cuerpos y se incuban monstruos. Oceano Mare.