Vuelvo a publicar libros


Hace diez años inauguré este blog, explicando cómo inicié mi andadura escritora y cómo logré publicar mis primeros libros.

No se puede describir bien la emoción que se siente al publicar el primer libro por cuenta ajena: es decir, cuando una editorial apuesta por tu obra, confía en ti y lanza un libro precioso que se reparte por todas las librerías del país. Muchos la comparamos al entusiasmo que despierta el tener un primer hijo. Cada libro es una criatura que sacamos a la luz, un hijo que entregamos al mundo.

Después de diez años, y tras pasar varios años de cierta sequía en cuanto a publicar ―que no en cuanto a escribir― este año he recibido dos buenas noticias. Voy a publicar dos nuevos libros, con dos editoriales consolidadas y en estupenda sintonía con mis editores.

¡La ilusión es la misma! La misma que sentí cuando Espasa decidió publicar mi Estirpe Salvaje. La misma que me hizo vibrar durante días cuando Minotauro me anunció que premiaban mi Ciudad sin estrellas. La misma. Cada libro es único, con cada uno se reproduce el entusiasmo y la expectación.

Esta vez, además, he conseguido publicar sin agente. En esta entrada expliqué mi despedida de la agencia que me representó durante años. Desde entonces, he intentado espabilarme por mi cuenta y he autopublicado algunos libros en Amazon. El año pasado Plataforma Editorial me publicó un libro de no ficción, Digerir la vida, y el Grupo Loyola reeditó uno de mis primeros libros revisado y ampliado, Mujeres de Dios.

Mis primeros libros publicados

¡Pero ahora las esperanzas de volver a publicar novelas por cuenta ajena renacen en mí!

¿Cómo lo he conseguido? Básicamente apoyándome en tres recursos: tenacidad, mente abierta y la ayuda de buenos amigos.

El primer libro que voy a publicar ―espero que sea este otoño, o quizás por Navidad― no es de ficción. Es un ensayo peculiar inspirado en la Biblia que saldrá publicado por la Editorial Desclée de Brouwer. Lo que hice fue enviar una propuesta de publicación y una sinopsis del libro a unas doce editoriales religiosas. Me respondieron cinco. Me pidieron el original tres. Y una de ellas, apenas una semana después, me contactó. El editor dijo que no necesitaban pensárselo dos veces, les encantaba la obra y querían publicarla.

El segundo libro que voy a publicar es una novela histórica que me ha llevado tiempo y esfuerzo escribir, pero que es muy especial para mí. En esta entrada hablo de ella. La presenté a varios premios. La envié a unas cuatro o cinco editoriales, que no me la aceptaron. Ya me resignaba a tener que autopublicarla cuando un buen amigo me dio el contacto con EDHASA, la editorial que le publica a él, una casa especializada en novela histórica. Les envié el original, esperé unos meses… y cuando ya no esperaba nada, mensaje y llamada: ¡Les gusta, y quieren hablar conmigo para ver la posibilidad de publicarla! Hace unos quince días tuve la entrevista con la editora y el presidente del grupo editorial. Fue una conversación deliciosa, en la que tratamos de mil temas que nos apasionan, aparte de la novela en sí. Ya he firmado el contrato. Saldrá el año que viene, previsiblemente en primavera ―Sant Jordi sería una fecha ideal―.

¿Qué lecciones saco de todo esto? Algo que ya sabía, como explico en una de mis primeras entradas. Cuando buscas editorial… ¡fuego a discreción! No te conformes con dos, tres o cuatro. Amplía tu campo de búsqueda. Pide ayuda y contactos a tus amigos, apóyate en tus redes. ¡Las mejores oportunidades pueden venirte de la mano de un amigo solidario! Y luego, aguarda las respuestas, espera, ten paciencia. Si la obra vale la pena, todo llegará y encontrarás quien te la publique.

Un colega de los foros literarios que frecuenté hace años tiene un blog titulado «A Hemingway le negaron veintisiete…» ¡Veintisiete «no» para conseguir un sí! ¿Cuántas opciones hemos probado antes de rendirnos? Seguramente menos de veintisiete. A veces no hace falta tantas.