«La palabra es vida, ¡la palabra es la vida!
Pero ¿sabemos hablar todavía?
Quizás ha llegado el tiempo de retornar a la palabra, de
retornar a las palabras viajeras, las que hacen circular el gozo de existir en
la ligereza y la frescura de un alba portadora de la esperanza renovada en un día
aún más alto, más libre…
Vayamos, caminemos, avancemos en el vaivén del oleaje de las palabras errantes…
¡La historia es más fuerte que el destino!»
…
«Tú eres un pájaro…Las palabras son tus alas, ¡habla, vuela lejos! Cruza el espacio y el tiempo, rompe las cadenas de una historia que no te pertenece y que no tiene el derecho de cargarte y retenerte…Recuerda que los hombres, aunque deban morir, no han nacido para morir, sino para innovar, para abrirse al nacimiento y al renacimiento.Porque has nacido estás condenado, estás condenado a ser libre… ¡No lo olvides!»
Sigo leyendo con deleite a Marc-Alain Ouaknin, su pequeño tratado C’est pour cela qu’on
aime les libelules (Es por eso que
amamos las libélulas).
Un tratado ¿de qué? De algo para lo que el autor ha tenido
que inventar una palabra: quoibilité, que
se podría traducir por «quebilidad». Que viene de «qué».
Quebilidad: una
larga reflexión sobre «la pregunta, el cuestionamiento, el interrogante, el
asombro, que se convirtieron para mí en un tema central del pensamiento y de la
existencia en general».
Solemos pensar que el ser humano vive envuelto en
interrogantes. Todo cuanto nos rodea nos suscita preguntas. ¿Por qué? ¿Por qué?
La pregunta insistente de los niños que aprenden, la pregunta angustiada del
filósofo que se topa con el enigma de la existencia.
¿Y si es todo lo contrario?
¿Y si en realidad vivimos rodeados de respuestas, y lo que necesitamos
buscar son las preguntas?
¿Y si nosotros mismos somos respuestas? ¿A qué pregunta
responde nuestra existencia?
¿Y si la vida misma yace, no en una respuesta, sino en un
gran interrogante?
Escribir: ¿es un ejercicio creativo en esta búsqueda de
preguntas?
Una reflexión más, sobre la biografía: «…la vida no precede a la escritura, sino que es engendrada
con esta escritura» […] No hay vida por un lado y escritura por otro, sino la biografía, la escritura de la vida, la
vida por la escritura.»
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