Regalo libros

Tras mi «despido» de la agencia tengo en herencia unos cuantos ejemplares de mis tres novelas publicadas. Como no quiero que críen polvo en mi pisito, voy a regalarlos. Así que os los ofrezco a los amigos y seguidores del blog, gratis (incluido el envío). Podéis elegir uno, dos o los tres. Los primeros que respondan a la «oferta» se los llevan hasta agotar existencias, como se suele decir. Para solicitarlos, podéis enviarme un mensaje indicando qué libro queréis y vuestros datos: nombre, apellidos y dirección completa (con teléfono, pues lo envío por mensajero y me lo piden). Mi e-mail es labaladademaya@hotmail.com.

Las novelas son: Estirpe Salvaje (fantasía épica juvenil), El heredero del clan (fantasía épica no tan juvenil) y Ciudad sin estrellas (distopía futurista, premio Minotauro 2011). Estirpe está en tapa dura, muy bonita la edición. El heredero y Ciudad en tapa blanda y rústica.

Para los que no habéis leído ninguna, he aquí unas breves reseñas de las tres novelas:

Estirpe salvaje: Un libro excelente. Reúne las tres cosas que cualquier lector quiere encontrar: una historia fascinante, unos personajes inolvidables y una prosa realmente bella. Muy recomendable para cualquier edad, no sólo para jóvenes. Susana Torres Ogando, escritora.

El heredero del clan: Montse de Paz nos sorprenderá con una aventura que nos llevará, a lo largo de quinientas páginas, hacia mundos vírgenes, hacia paisajes interminables, donde la amistad, el amor, el odio, las envidias, la codicia, la traición, pero también la honestidad y la nobleza nos traerán ecos de las antiguas leyendas que aún viven entre las piedras y entre los árboles escandinavos. Cuando hace un par de semanas cerré el libro no pude evitar sentir añoranza y, eso, para quien ya empieza a sentir que ha leído demasiado, es para agradecerle a la autora que le haya liberado del monetarista mundo real que nos está tocando vivir. Necesitamos héroes como los creados por Montse de Paz, capaces de desear algo y llegar a hacerlo realidad. Paco Illán Vivas, escritor.


Ciudad sin estrellas: Ciudad sin estrellas es un lugar que huele a humo, a consumo, a relaciones robotizadas y que garantiza el acceso a una ciudad entera con un solo clic. Como si se tratara de la película Gattaca, su autora, Montse de Paz, consigue adentrarnos en una metrópoli llamada Ziénaga y nos ofrece una novela sobre la inquietud de un joven que quiere saber más allá de lo que esconden esos muros impuestos. En definitiva, un ejemplo magnífico de rebeldía hacia el control que vivimos y que hemos experimentado siempre. Estanis Bañuelos, cineasta y periodista.

El Cantar de los cantares

Comparto con los navegantes y seguidores de este blog una entrevista a Joan Ferrer, filólogo semítico y biblista que nos habla del poema de los poemas… ¿El más hermoso? Por supuesto, habrá quien lo discuta. Pero pocos poemas han inspirado a tantos. Como a san Juan de la Cruz, en su Cántico espiritual. A mí estos poemas me fascinan.

He aquí algunos versos escogidos del Cantar.

Mientras reposa el rey en su lecho,exhala mi nardo su aroma. Es mi amado para mí como bolsita de mirra que descansa entre mis pechos.
¡La voz de mi amado! Vedle que llega saltando por los montes, triscando por los collados. Es mi amado como la gacela, como el cervatillo.
¡Levántate ya, amada mía, hermosa mía, y ven! Que ya se ha pasado el invierno y han cesado las lluvias.
Paloma mía, que anidas entre las rocas,
en las grietas de las peñas escarpadas,
dame a ver tu rostro, hazme oír tu voz.
Que tu voz es dulce y encantador tu rostro.
Ponme como un sello sobre tu corazón,
ponme en tu brazo como sello.
Que es fuerte el amor como la muerte
y son, como el seol, duros los celos.
Son sus dardos saetas encendidas, son llamas de Yahvé.
Ni el mar inmenso podría extinguirlo,
ni arrastrarlo los ríos.

Esta es la entrevista (recomiendo leerla en pantalla completa).

Otras cosas que no te conté

Boris (Manuel Navarro Seva) está haciendo algo que todos sus amigos de letras le agradecemos: recopilar en varios libros, como en cajitas del tesoro, todos esos cuentos dispersos por foros y blogs, que ha ido escribiendo a lo largo de los años y que tanto disfrutamos muchos en su momento. Ahora los releemos con doble gusto, pulidos y reunidos en estas colecciones de relatos como la tercera que acaba de publicar en Amazon, Otras cosas que no te conté.

Los releemos con gusto, sí, y sabiendo que podemos darnos un atracón de cuentos sin miedo a que se nos indigesten, porque los cuentos de Boris nunca sientan mal. Es imposible con una prosa tan limpia, tan falta de pretensiones barrocas, tan directa. Porque en los cuentos de Boris, aparentemente tan simples, no hay una frase de más. Todo tiene su intención y detrás de cada palabra se nos abre un mundo, con suavidad, casi sin que nos demos cuenta. Boris no hace alarde de efectos especiales, pero es un gran arquitecto…

Intentaré explicarlo con una imagen del mundo de la pintura. Leer los cuentos de Boris, para mí, es como disfrutar de esos cuadros hiperrealistas de pintores como Isabel Guerra o Iman Maleki, que seducen por la belleza y los sentimientos que son capaces de despertar a partir de escenas ordinarias y cotidianas, casi siempre protagonizadas por una o dos figuras humanas. A primera vista uno podría decir: bueno, es realismo bien plasmado. Parecen fotografías. ¡Pero no! Esos cuadros son mucho más que “flashes” o imitaciones fotográficas. Son construcciones, bañadas de realismo plástico, pero creadas por la visión interior del artista. De la misma manera, los relatos de Boris no son simples retazos de cotidianidad. No son fotografías sino invenciones ―ficciones― que, tras el disfraz realista, ocultan una experiencia íntima, profunda y difícil de encasillar en conceptos abstractos.

Una imagen, un olor, un armario vacío o un puñado de monedas en un cenicero son más elocuentes que un discurso. He aquí la estética de la prosa de Boris. El cuento La fotografía es un buen ejemplo de esto, ya que hablamos de imágenes. Con frases ligeras, incluso coloquiales, Boris nos cuela un gol. La tragedia de toda una vida se desliza tras una cita informal. Sin aspavientos dramáticos: «…la encontré muy cambiada, como si hubiera envejecido cien años. Tomamos un café y nos preguntamos qué había sido de nosotros.» En el relato El reloj de pulsera, algo tan trivial como cambiar las pilas de un reloj nos conduce a una reflexión existencial: «―¿Tiene arreglo? ―No, el reloj está muerto ―dijo la joven. Al oír esa palabra sentí un escalofrío, como si se tratara de una persona querida.» Y en El niño que nació el día del eclipse, lo prosaico se entremezcla con lo insólito, hasta rayar lo esperpéntico, pero con tal fluidez que el lector apenas lo siente; y cuando ya imagina terminar el relato con un sabor de amargura, saltan los fuegos artificiales: «Aquella misma noche de luna llena fueron los dos juntos a cenar. ... Las estrellas cayeron del cielo sin cesar y un terremoto sacudió la tierra».

Esa es la magia, la alquimia de Otras cosas que no te conté. Con la finura del narrador que domina su arte, valiéndose de una prosa sobria y escenarios muy corrientes nos conduce, casi sin que nos demos cuenta, a esos temas terribles y profundos que solemos esquivar en la vida diaria. Y nos obliga a mirarlos de cara. Sin juicios ni prejuicios, con el asombro y el estremecimiento con que los niños miran por primera vez el mundo.

Para adquirir el libro en Amazon, formato Kindle: clicad aquí.

Además, hasta el día 13 lo tenéis en descarga gratis. ¡Aprovechad la ocasión! No os arrepentiréis... 

Cuando una puerta se cierra... III

¡Otra entrevista! Que en principio debía ser para cerrar temas y al final se ha convertido en una encrucijada donde de nuevo se me abren puertas, o caminos, diferentes. 

Esta semana pasada tuve una larga conversación con mi editor de Minotauro. Hablamos del panorama literario, de mis novelas y de las posibilidades que tenemos los autores que, como yo, apenas hemos iniciado nuestra carrera, ese largo maratón que pasa por diferentes etapas. Y ahora toca una cuesta arriba, difícil para todos. También para el mundo editorial, como me explicó. 

¿Lo mejor? La cordialidad y la franqueza con que se desarrolló todo. Hablamos en un clima de confianza y, de nuevo, como me sucedió con Sandra, creo que la voluntad de querer facilitar las cosas y no cerrar puertas definitivamente ayudó a que hubiera sinceridad y claridad. Salí con un buen sabor de boca y… ¿por qué no decirlo? Con esperanzas. 

Conclusiones. Respecto a mis obras, de momento el tema ciencia ficción queda en pausa. No le ha gustado la continuación que escribí para Ciudad sin estrellas, me explicó de manera breve y gráfica por qué y esa cuestión, por ahora, queda zanjada. En cambio, aceptó leer una de mis novelas inéditas de fantasía, que hoy mismo le he enviado. ¡Crucemos los dedos! Y me ofreció contactos y referencias en cuanto a la otra novela que estoy comenzando a mover ―histórica― y otra que aún no he terminado. 

Respecto al mundillo literario, lo que me explicó no difiere mucho de las impresiones de Sandra Bruna. Anoto varios aspectos, sin embargo, que destacó y que dan para pensar un rato. 

Uno. La crisis está afectando tanto que los libreros, desesperados por vender ya mismo, rápido, no dan margen a que los libros puedan hacerse un lugar, ser leídos, comentados y recomendados. El editor me habló de los long sellers, que necesitan un tiempo para consolidarse y que pueden venderse muy bien gradualmente, gracias al boca oreja de los lectores y a lo largo de prolongados periodos de tiempo. Ahora, las librerías no dan tiempo a que este fenómeno se produzca. 

Dos. Como ha ocurrido con el mundo inmobiliario, se ha dado una burbuja editorial. Según él, durante los años de bonanza todas las editoriales se lanzaban a publicar montones de títulos, incluso obras que no veían muy claro que resultaran: se arriesgaban a probar. Ahora esta burbuja ha hecho bluf, se vende muchísimo menos y las editoriales han reducido hasta un 40 y un 60 % menos los títulos que sacan cada año. Por tanto, el filtro selectivo ha de ser mucho más fino. De hecho, me decía, este es el papel del editor: seleccionar y ser exigente con lo que se publica. 

Tres. Pero, al mismo tiempo, admitió que muchas veces prima el factor comercial por encima del literario. Y hablamos de éxitos de ventas cuyos editores incluso empujan al autor, ofreciéndole jugosos anticipos, para prolongar sus sagas y escribir más libros de los previstos en su idea original, porque saben que tienen el público asegurado. 

Cuatro. Me confirmó la tendencia que hablamos con Sandra, que “la clase media” está desapareciendo. Se venden, mucho, unos pocos best sellers. Y se venden, mucho menos, las obras de autores medio conocidos o noveles. El abismo entre unos y otros es enorme y creciente. Este año, me dijo, lo que realmente se ha vendido bien son las famosas Sombras de Grey. El resto de autores, especialmente hispanos… ¡lo tienen más crudo! 

Cinco. Sobre América, me comentó que las filiales del Grupo Planeta en Latinoamérica presionan por obtener títulos de España y comercializarlos, pero ¿qué sucede? Publicar, imprimir y enviar los libros desde España aumenta los costes y el precio final, en América, es caro. En España proponen que sean las sucursales americanas las que se ocupen de imprimir y distribuir, desde allá, en formatos y precios más asequibles. Pero, según parece, allá remolonean y tampoco quieren correr con los gastos y el riesgo de lanzar ellos una tirada. Así están las cosas… 

Seis. Sobre tendencias en el campo fantasía, ciencia ficción y terror, me dijo tres cosas curiosas. Que la ciencia ficción triunfa en USA y en Europa anglosajona (Gran Bretaña, Alemania…) pero mucho menos en España. En España gusta más la fantasía (vamos, digo yo que será porque aún somos muy quijotescos y nos va eso de las caballerías, la capa y la espada). En México comentó que gusta especialmente el género del terror (¿tendrá que ver con todo ese folclore colorista de los espíritus y los muertos…?). 

Cambiando de género, me dijo que la novela histórica sigue con buena salud, y que la Edad Media continúa estando en boga (¿y cuándo no?, ¡a mí me apasiona!). En cuanto a los temas bíblicos (ahí ando yo metida, ahora…) también me dijo que era un campo interesante del que siempre se pueden sacar buenos argumentos e historias. 

Pues aquí estoy. En medio del camino, con más proyectos, más ideas, más esperanzas… ¡Sin prisa pero sin pausa, como buen maratonista!