La famosa crisis está en boca de todos y los escritores nos preguntamos hasta qué punto nos afectará…
El pasado 23 de abril, Sant Jordi, día del libro y la rosa, nos sacó de dudas, al menos de unas cuantas. Al día siguiente, los titulares de los periódicos proclamaban que la crisis no afecta las ventas de libros, que en tiempos revueltos se lee más que nunca, que los lectores siguen fieles y se multiplican. ¡Hay esperanza!
Por otra parte, en la agencia me comentan: sí, las ventas van bien, pero las editoriales no quieren arriesgarse. ¿Consecuencia? Apuestan por valores seguros. Léase, por ventas seguras. Es decir, autores ya consagrados (aquellos cuyo nombre se imprime en letras más grandes que el título del libro), best sellers o temas de rabiosa moda.
¿Los más vendidos en Sant Jordi? Aquí en Catalunya, en ficción, han sido estos tres:
Javier Cercas, con Anatomía de un instante. Su visión sobre el 23-F. Política novelada de candente interés.
Stieg Larsson y sus libros Los hombres que no amaban a las mujeres y La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Novela negra en la Suecia profunda.
Gaspar Hernández, con El silenci (novela en catalán galardonada con el Premi Josep Pla). Una historia donde se mezcla el mundo de las terapias alternativas, la realidad de la muerte, la ternura y el poder de la voluntad y de la palabra.
En resumen… ¿qué vende? Lo negro, lo místico, lo histórico-político. Ángeles, demonios y detectives. Así que ya sabéis, si metéis en vuestros libros buenas dosis de suspense, terror, esoterismo, intriga policíaca, secretos-ocultos-nunca-revelados y una pincelada de historia –guerra civil, guerra mundial, guerra fría o civilizaciones "exóticas"– tenéis unos cuantos puntos en vuestro favor. Son fórmulas ganadoras.
Es una tendencia que ya dura años y sigue, posiblemente en consonancia con los tiempos que corren, ávidos de emoción y fantasía con visos de realidad. Los que no escribimos sobre todo eso… ¡tendremos que bogar a contracorriente!
Me voy a remar un ratito.