Prosofagia 17

El número 17 de la revista Prosofagia ha salido impreso. Muchos ya estamos acostumbrándonos a la e-lectura pero… ¡qué gozo tener una revista así entre manos, con tapa y hojas! El tacto del papel satinado, el olor, poder ver plasmadas en papel tantas páginas de entrevistas, reportajes, artículos y fotografías, no tiene precio. Este número, además, es especial. Un compañero de la redacción comentaba que recoge el esfuerzo ininterrumpido de cuatro años; cuatro años de amor a las letras y de trabajo constante, tras la pantalla y entre las fibras de la Red. Cuatro años de amistad entre quienes la engendramos y la llevamos a buen puerto ―o buen parto―, y con todos aquellos que han colaborado en sus páginas, desde amigos de los foros literarios hasta personalidades reconocidas del mundo académico y de las letras.

Así, cuando supimos que teníamos la oportunidad de publicarla impresa, decidimos que fuera un elenco de lo mejor publicado durante el último año. Fue difícil seleccionar, pues siempre hay que descartar muchos artículos y relatos estupendos. Pero finalmente quedamos satisfechos con el resultado. En ella encontraréis temas tan variados como…
  • Entrevistas a Juan Eslava Galán y Laura Gallego.
  • Una charla con Pepe Martínez de Sousa, autoridad referente en tipografía y bibliología.
  •  Nuestros artículos “de albañilería literaria” preferidos por los lectores: sobre las comas, las comillas, el laísmo y el leísmo y los diálogos en literatura.
  • Una selección de las viñetas humorísticas de Nelo.
  • Un ensayo sobre crítica literaria del escritor Guillermo Martínez, Premio Planeta Argentina.
  • Una recopilación de cuentos y poemas, entre ellos, dos poesías del Premio de las Letras Españolas, Julio Maruri.
  • Dos micro-relatos aportados por alumnas de la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès.
En resumen, 181 páginas que se pasan volando, volando, amenizadas por el diseño ágil y plástico de nuestra pepsi y las fotografías que han aportado nuestros colaboradores.

A mi entusiasmo quiero sumar mi agradecimiento por formar parte de este magnífico equipo de redacción y al trabajo incansable de Boris, Esther y pepsi. ¡Trabajar con vosotros es un desafío y un auténtico placer! ¡Cuánto se aprende!

Y otro agradecimiento muy especial para José María Lafuente, nuestro generoso mecenas, que a través de Ediciones la Bahía nos permite publicar con tanta calidad nuestra revista.

¿Queréis recibir un ejemplar? Lo ofrecemos gratis, tan solo tenéis que pedírnoslo escribiendo a prosofagia@prosofagia.com indicando vuestro nombre y señas postales. Gracias a nuestro mecenas podemos distribuir unos cuantos ejemplares a nuestros lectores. Por supuesto, también agradeceremos vuestros comentarios. Nos gusta leer opiniones y todo nos ayuda a mejorar.

¡Espero que muchos podáis disfrutarla!


Las revistas, nuevecitas, "posan" en el salón.


Reproducción de dos poemas originales de Julio Maruri.

¡Otra! De Borges


Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído.
Jorge Luis Borges.


Una perla (de Mark Twain)

La diferencia entre la palabra adecuada y la casi correcta es la misma que entre el rayo y la luciérnaga. 

¡Pues sí! Escribir bien es tarea de precisión, de orfebre, de cirujano... Por eso es noventa por cien transpiración y diez por cien inspiración. Encontrar la palabra adecuada y exacta, en ocasiones, es una auténtica iluminación.


Una visión de la novela, según D. H. Lawrence

Una visión sobre la novela según D. H. Lawrence, cito de su obra:

Porque hasta la sátira es una forma de simpatía. Esa forma con la que nuestra simpatía fluye y recula es lo que verdaderamente determina nuestras vidas. Y en eso radica la importancia inmensa de la novela, debidamente manejada. Puede informar y conducir hacia nuevos lugares el flujo de nuestra conciencia de simpatía, y puede conducir a que esta se aparte de cosas que han muerto. De ahí que la novela, manejada propiamente, pueda revelar los lugares más recónditos de la vida: porque es en los recónditos sitios pasionales de la vida, sobre todo, donde la marea de la conciencia sensible ha de afluir y menguar, purificarse y refrigerarse.

Pero la novela, lo mismo que el chismorreo, también puede excitar simpatías y retrocesos espúreos, mecánicos y amortiguadores para la psique. En la novela se pueden glorificar los sentimientos más corrompidos, en tanto que sean convencionalmente «puros». Entonces es cuando la novela, lo mismo que el chismorreo, deviene finalmente en vicio, tanto mayor cuanto que está de una manera ostensible del lado de los ángeles. El chismorreo de la señora Bolton siempre estaba del lado de los ángeles. «Y él era un tipo tan malo, y ella una mujer tan deliciosa.» Cuando [...] la mujer había sido sencillamente una falsa, y el hombre indignamente honesto. [...] Por esa razón el cotilleo era algo humillante. Y por la misma razón son humillantes también la mayoría de las novelas, particularmente las populares. El público solo responde ahora a aquello que apela a sus vicios.

D. H. Lawrence, El amante de Lady Chatterley, framento del capítulo 9.