Cosas que nunca confesé...


Cuando comencé a frecuentar los foros literarios de la Red, recuerdo que uno de los primeros asiduos que llamó mi atención fue Boris. Boris Rudeiko, nick de Manuel Navarro Seva, se distinguía entre los demás colegas por dos cosas: por su gentileza y sensatez ―un auténtico caballero― y por la calidad y originalidad de sus relatos. Estas primeras impresiones las he podido corroborar durante los años que hace que lo conozco, y más aún a partir de nuestra colaboración en la redacción de Prosofagia. Así que, cuando nos comunicó que había publicado una colección de sus cuentos en Amazon, de inmediato me hice con ella. Para saborearlos de nuevo, recordando los tiempos en que comentábamos nuestros escritos en los foros, con críticas y correcciones incluidas.

Hoy los releo, impecables en ese estilo tan propio de Boris: sobrio y preciso, certero en los detalles, capaz de decir muchísimo con las palabras mínimas y justas.

Alguien dijo que los artistas, más que crear belleza, la descubren en la realidad que les rodea. Del mismo modo podríamos decir que un buen escritor, más que crear ficción, descubre ficciones y fantasía en el mundo cotidiano. Así es la prosa de Boris. Capaz de hacernos ver la realidad con otros ojos y descubrirnos la magia en una mirada, en el banco de un parque, en una barra de pan o en una taza de café. Capaz de hacernos asomar a un mundo insondable e incierto bajo la tez de las cosas.

Muchos de los relatos de Boris parten de ambientes y situaciones que nos resultan familiares y ordinarias. Pero nos llevan mucho más allá. Cuando el lector termina de leer el cuento, nunca se queda como estaba. Puede terminar inquieto, desconcertado, intrigado o pensativo. Pero nunca indiferente. Boris tiene otra virtud: la de desvelar emociones, anhelos y deseos sin echar mano, jamás, del sentimentalismo fácil. Si tuviera que definir su prosa, su estilo, sus temas…, la sustancia que compone sus relatos, quizás destacaría dos rasgos: una belleza minimalista, sobria, nítida y una profunda humanidad.

Pero sobran palabras. Lo mejor que puedo añadir es: ¡leedlo!
Aquí podréis descargar el libro completo: Cosas que nunca confesé a nadie.


Autoeditar, co-editar, debate servido

Enlazo a este artículo de Jordi Sierra i Fabra, que para mí no tiene desperdicio. Lean y lean también el debate y las aportaciones de quienes comentan. Por mi parte, conozco las tres experiencias: auto-editar, co-editar y ser publicada por editoriales externas. Cada experiencia es distinta y responde a diferentes expectativas. Pero no voy a exponer aquí mi opinión, de momento. El artículo está publicado en la revista de literatura juvenil El Tiramilla, un espacio estupendo y recomendable para visitar. Este es el enlace: